En este libro, Thoreau plantea el derecho a la desobedicencia civil desde fuertes convicciones personales que apelan a un principio de justicia. Critica y acusa a la sociedad estadounidense de haber dejado apagar su espíritu, dejándose llevar por un conformismo material, olvidando así el ejercicio del derecho a la rebelión. Incluye un retrato de las causas por las cuales se produce este adormecimiento de las conciencias, y denuncia la falta de responsabilidad individual que desemboca en un Estado que acaba por convertirse en el opresor de aquellos a los cuales se debe (aquí vemos cierta influencia de J. J. Rousseau y su Contrato Social). Por último, como no podía faltar en un individualista como Thoreau, niega la virtud de las decisiones tomadas por la mayoría para prevalecer sobre la conciencia individual.
En definitiva, su Desobediencia Civil viene a negar que la obediencia sea necesariamente una virtud. Cuando algo en el sistema funciona mal, el individuo tiene el derecho y la responsabilidad de desobedecer y rebelarse.
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