Vale la pena vivir
La vida no puede ser bella sino para quien asume el esfuerzo de vivir la suya propia. La vida sólo es bella considerada individualmente. Hace bien respirar el aire saturado de perfumes campestres, trepar sobre las pendientes de colinas boscosas, sentarse al borde del arroyo que murmura su fresca canción, soñar en la playa; pero a condición de experimentarlo personalmente, por cuenta propia y no porque está escrito en alguna guía turística.
Pero sólo se disfruta plenamente lo que se puede aferrar; porque allí donde se apagan la facultad de apreciación y el sentido de la medida, desaparece también la libertad. El goce verdadero de la vida es una cuestión de capacidad, de actitud, de adaptación personal.
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